El descodificador

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Clasismo. En este concepto, una sofisticada forma de discriminación social, se basa buena parte de la producción propia de La Sexta, que pasa sin despeinarse del despilfarro y el supuesto glamour de “Mujeres ricas” a la ordinariez y la macarronería de “Princesas de barrio”. No parece consecuente que una cadena que se autodenomina de izquierdas, y que prometió televisión de calidad, juegue con conceptos tan conservadores y zafios. “Buenafuente”, “El intermedio” y “El Follonero” deberían avergonzarse de compartir frecuencia con estos esperpentos, basados en algunas de las actitudes que ellos critican con dureza: marginar, menospreciar, utilizar, diferenciar, explotar… discriminar.

Ellas son la Paqui (27 años, cantante de orquesta), la Iratxe (25 años, en paro), la Jessy (22 años, manipuladora de aerosoles) y la Marta (19 años, gogó). Quieren triunfar en la tele, ser «colaboradoras», salir en Interviú. Clónicas de Belén Esteban, ejemplo de ganadora en la sociedad actual, están siendo devoradas por esa máquina de triturar personas que es la telebasura. Son princesas de barro, condenadas a la derrota: el programa está basado en desnudar sus miserias. “Ayer me lié con uno”, explica a gritos la Marta, “que la tiene muy ancha, pero no muy larga. Y qué pasa, pues que hace la metralleta y se le sale. Luego se pone encima y parece un conejito Duracell. Jajajajajaja”.

Buscar la audiencia en la caricatura de los extremos, una mujer hiperpija y despilfarradora o una macarra analfabeta, son recursos fáciles que no exigen ningún talento. Sólo falta de escrúpulos, quizá ausencia de moral. “Princesas de barrio”, docu-reality sórdido y malintencionado estrenado la noche del domingo, es un nuevo despropósito audiovisual basado en la supremacía intelectual y económica de los que tienen la sartén por el mango. Ni un sólo plano parece casual, todos están elegidos para mofarse de las vulgaridades de las protagonistas, para resaltar los defectos de estas pobres “princesas”, felices de  ser reinas por una noche, de poder mostrar a las cámaras su lenguaje soez, sus barrios cutres, sus amigos gañanes, sus pocas expectativas vitales, su escasa preparación. ¡Qué interesante experimento sociológico! ¡Cómo se han tenido que divertir los responsables del programa, una burla de las vidas que tienen lugar en el extrarradio!

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Un motivo para NO ver la televisión.

Greg Trooper

Cd: Upside-Down Town.

Greg Trooper es un veterano cantautor de New Jersey que, pese a grabar discos enormes durante las últimas tres décadas, continúa siendo un perfecto desconocido fuera de Estados Unidos. Una injusticia: escribe canciones magníficas, tiene una voz recia, inconfundible, y cuentan quienes han tenido la suerte de ver alguno de sus conciertos que sabe transmitir energía cuando está sobre el escenario.

Este “Upside-Down Town” es el octavo cd desde su debut en 1986, y ha sido editado tras cinco años de silencio discográfico. Pocas grabaciones, pero muy sólidas: Trooper cuida todos los detalles, y asegura que jamás publica temas de relleno. Cosmopolita, dentro del mundo de las raíces USA, es capaz de sonar en ocasiones tejano, y en otras a puro Village. Un valor seguro…

No se dejen engañar por el título del post de hoy: no voy a hacer otro comentario agrio sobre el Gobierno. El post está dedicado a una serie de ficción norteamericana llamada “The Walking Dead”, estrenada anoche por La Sexta, la cadena más activa en los últimos días. Se trata de la adaptación de un comic que, escrito por Robert Kirkman y dibujado por Tony Moore en 2003, describe con gran éxito entre el público yankee un cataclismo que convierte a los humanos en zombis. Los zombis son, no hace falta que se lo cuente, esos muertos que no acaban de palmar y se mueven por el mundo como si fuesen sonámbulos a los que se les están acabando las pilas. ¿Han visto a Manuel Fraga recorrer la Ciudad de la Cultura de Galicia, ese monstruo presupuestado en 100 millones de euros en el que ya se han gastado 500 millones? Pues más o menos…

Antes de comenzar la crítica le confesaré que tengo ciertos gustos… digamos que extraños. Por ejemplo, me fascina la preparación de cadáveres de animales con fines científicos. Con esto quiero decir que no soy un tipo apocado o medroso. Pues bien, después de haber abierto en canal decenas de bichos muertos, escaldado y arrancado plumas de aves, extraído las vísceras de mamíferos, cocido sus cuerpos, descarnados y finalmente archivados sus esqueletos mondos y lirondos, tengo que confesar que con “The Walking Dead” he pasado algún mal rato. No me incomodan los restos reales de animales en diferentes fases de descomposición, pero me desagrada ver una ficción en la que disparan en la cabeza a una niña con la cara en proceso de putrefacción.

Con esto quiero decirle que “The Walking Dead” no es una serie para pusilánimes: la violencia es brutal y el detalle morboso no siempre está justificado. Cabezas reventadas con palos de beisbol, sesos saltando por los aires, sangre corriendo a chorros, cuerpos troceados que se arrastran con las tripas colgando, humanos embadurandos con restos de zombi… El ambiente post apocalíptico de la serie, que recuerda sospechosamente a “The Road” de Corman McCarthy y a la película de Danny Boyle “28 días después”, puede que así lo exija. Pero es seguro que tampoco le vendría mal un guión más jugoso, personajes emocionantes y actores con alma. Aunque tratándose de zombis imagino que no se les puede pedir demasiada pasión…

En cualquier caso, y pese al exceso de casquería, algunos momentos de los primeros capítulos son realmente memorables, como ese recorrido a caballo del protagonista camino de Atlanta, por el carril vacío de la autopista. Merece la pena echarle un ojo, en el sentido humano (no zombi), a la serie, y disfrutar de unos efectos especiales tan siniestros como brillantes. Pero no sé si será suficiente como para enganchar al público de ficción, ese que se debate entre bazofias como “Gavilanes” y exquisiteces como “Boardwalk Empire”.

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Un motivo para NO ver la televisión

Un naturalista y otras bestias.

George B. Schaller.

Editorial Altaïr.

Si envidio a alguien en este mundo, ese es George B. Schaller, el más grande de los biólogos de campo del siglo XX. Y no sólo porque fuera el compañero de Peter Matthiessen en su viaje por Dolpo, durante el que este último escribió “El leopardo de las nieves” (Siruela), un clásico absoluto. Sino porque Schaller ha pasado tres años estudiando a los leones del Serengeti, ha vivido más de un año junto a los gorilas de montaña de los Virunga, ha seguido las huellas de los tigres en India, ha instalado su tienda en la reserva natural de Wolong para desvelar las intimidades del oso panda… Y de la mayoría de estas aventuras ha escrito libros maravillosos, en los que ha sido capaz de mezclar con enorme sabiduría los datos científicos, y la etología de las especies, con descripciones mágicas de paisajes, animales y plantas.

Schaller es uno de esos hombres privilegiados que han vivido por veinte. Tras cincuenta años estudiando la naturaleza, viajando sin tregua y denunciando tropelías medioambientales, por fin edita en España este resumen de sus peripecias por todo el mundo. “Un naturalista y otras bestias”, subtitulado “Relatos de una vida salvaje”, es el ejemplo perfecto de una existencia plena, aprovechada al máximo.

La Sexta estrenó anoche un debate de izquierdas. Ahí es nada. Decir que en España una cadena de televisión ha estrenado un debate de izquierdas se escribe y se lee en un pispás, ya lo ven, pero la cosa tiene mucha miga: demuestra la complejidad del medio televisivo y lo laberíntico de la mentalidad humana. ¡Somos tan enrevesados! Acostumbrado al monopolio de los debates de ultraderecha, el telespectador podría haber llegado a pensar que en este país no existía la izquierda. ¡Qué despropósito! La izquierda televisiva es una realidad, siempre y cuando sea compatible con el negocio. Así, 24 horas antes del debate “Al rojo vivo”, La Sexta emitió “Supercasas”, un programa sobre mansiones de lujo, con pijos de manual y dosis ofensivas de ostentación, despilfarro y exceso. Es decir, que en estos tiempos de socialismo de salón, la riqueza y la izquierda no se repelen, sino que se complementan.

Así las cosas, el sentido común daba a entender que el presentador de un debate de izquierdas en La Sexta sólo podía ser uno: Jaume Roures, un marxista trotskista millonario. El rojo vivo. ¡Qué maravillosa vuelta de tuerca moral! ¡Un debate de izquierdas presentado desde el poder y la hipocresía! Finalmente no ha podido ser, y el todopoderoso empresario catalán ha declinado su responsabilidad natural y ha puesto el debate en manos del director de la cadena, Antonio García Ferreras, quien presentó el programa con enorme desparpajo y solvencia.

Según las promociones de La Sexta, “Al rojo vivo” ofrece “Pasión por la pluralidad y el pensamiento crítico”. Sin embargo, la selección de tertulianos para el primer programa resultó francamente decepcionante. Más de lo mismo. Me temo que Federico Quevedo (El Confidencial), Fernando Berlín (Cadena SER), Elisa Beni (cadena SER), Antonio Miguel Carmona (dirigente socialista y tertuliano de El gato al agua), Francisco Marhuenda (director La Razón) y José María Calleja (CNN+) no representan lo que yo entiendo por “pensamiento crítico”. Y no pueden ofrecer nada nuevo a un telespectador que necesita aire fresco. En el futuro llegarán algunos invitados con criterio, pero también el habitual puñado de mercenarios televisivos, mentirosos compulsivos e insultadores sin escrúpulos. Nacho Villa, Alfonso Rojo,  Antonio Pérez Henares…

Dos horas y quince minutos de opiniones mediocres, sean conservadoras o progresistas, resultan un auténtico coñazo. Escaldados por la vulgaridad y la crispación de este tipo de debates, y saturados de información política, ¿necesitamos otro programa más con “opinadores” profesionales? Sin duda, puesto que con todos sus defectos, que los tiene, “Al rojo vivo” es el programa que la gente de izquierdas estábamos esperando: ¡Gracias a él adelantan la hora de emisión de “Buenafuente” (22.15 en La Sexta 2)!

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Un motivo para NO ver la televisión

Social Distortion

Cd: Hard Times and Nursery Rhymes.

Buenas noticias: regresan Mike Ness y sus chicos. Los herederos legítimos de los Clash ponen a la venta su octavo disco dentro de unos días (ya se puede escuchar en algunas webs). Y lo mejor que puedo decir es que los seis años de espera desde su último trabajo de estudio, el grandioso “Love, Sex and Rock and Roll”, han merecido la pena. Desde la portada hasta el último redoble de batería son Social Distortion en estado puro, con sus letras incisivas, sus guitarras salvajes y la voz inconfundible de un rocker a la vieja usanza.

“Hard Times and Nursery Rhymes” es rock and roll, pero está abierto al resto del mundo. Comienza con un instrumental, crea espacios para un coro gospel, ofrece un homenaje a Bonnie & Clyde, tiene rastros de punk, blues y AC/DC… Pura energía, imprescindible en estos tiempos convulsos.

No me malinterpreten… El capo del imperio Mediapro-Imagina quizá no se ajuste a los cánones que actualmente definen la  metrosexualidad, ese sumum de la belleza masculina, pero en este blog procuramos no juzgar a las personas por su aspecto físico. Me temo que no estamos para tirar cohetes… Digo que Jaume Roures mete miedo porque ha elegido ese sistema, amedrentar, para intentar silenciar al maestro Ferran Monegal, seguramente el mejor crítico de televisión de este país. Roures y Monegal se vieron ayer las caras, metafóricamente hablando, en el juzgado de Primera Instancia número 4 de Barcelona: el primero acusa al segundo de “graves manifestaciones” y de “falsedad”, le insta a que se “retracte” por lo mucho que está sufriendo su “dignidad” y su “honor”. Y en caso de no retractarse, le amenaza con interponerle una querella “por delitos de injurias y calumnias”. Lean, lean…

No me digan que no da pavor… Todo un empresario de izquierdas, con su propio periódico, su propia productora de cine, su propia televisión en abierto y su propia televisión de pago, entre otras muchas posesiones, demandando a un pobre plumilla pajarero. ¿Dónde se ha visto semejante metedura… de miedo?

Y todo por un comentario de Monegal sobre una entrevista a Roures en el programa de “Buenafuente” (En La Sexta, ya saben, la cadena de Roures). No habló Monegal de mamporrerismo ni de felaciones en directo, ni nada por el estilo, dios le libre. Simplemente recordó, ante el comentario de Roures sobre la entrada de capital de fondo estadounidense Liberty en Prisa, que nadie está libre de trafullos: “se ha publicado que las empresas de matrices de Mediapro están radicadas en Holanda. Quizá incluso en las Antillas holandesas”. Acabáramos…

Roures quiere que Monegal rectifique. Dice que su dignidad y su honor están sufriendo. Cómo debe estar padeciendo este pobre marxista rico…

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P.D.

“Algo pasa con Marta” (La Sexta) comienza, qué sorpresa, con un monólogo. Y un chascarrillo fabuloso: “Ligo menos que Bob Esponja”. El despliegue de imaginación y talento no acaba ahí, puesto que la presentadora hace pasar a un chico que habla por teléfono con Diego, su novio, y le pide que se case con él. Todo muy emocionante, imagínese. Inmediatamente después el invitado es Oscar, un chaval que busca el amor y conoce, vía web-chat televisivo, a Jessica, Gema y a otra Gema… Una cuadra de chavalas que le ha preparado La Sexta para que elija yegua. Escoge a Gema de Barcelona…“Si estáis buscando pareja, o un rollito, llamadnos y haremos lo posible para que encontréis a esa persona”, dice la buena de Marta.

Tal y como está de agresivo y peleón el panorama audiovisual, un talk show para adolescentes como “Algo pasa con Marta” no parece tener mucho futuro. Están a tiempo de dar un giro ganador: sustituyan a la presentadora actual, la actriz de El Internado, por alguna atleta famosa en paro, escriban un guión agresivo con camellos, drogatas y sustancias estupefacientes, y añadan un apellido al título. Ahí tienen el nuevo éxito de La Sexta: “Algo pasa con Marta… Domínguez”.

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Un motivo para NO ver la televisión

No voy a salir de aquí.

Autor: Micah P. Hinson.

Editorial: Alpha Decay.

Micah P. Hinson es un músico norteamericano que escribe. «No voy a salir de aquí” es un librito breve, muy breve, intenso en algunos momentos, en general apasionante, que se lee de una sentada. El autor disfruta contando historias, y eso se nota. El autor es un tipo melancólico, ya lo sabíamos por su música, que tiene una especial sensibilidad para describir situaciones tristes, personajes en proceso de hundimiento y sonidos desgarrados.

“No voy a salir de aquí” es un libro, pero también podría ser un disco a la vieja usanza. Un elepé doble de vinilo con 27 canciones, otros tantos capítulos, que describen un mundo que no siempre va sobre ruedas. Ya sabíamos que Micah P. Hinson parecía capaz de grabar algún día un gran disco. Ahora también sabemos que es muy posible que algún día escriba un gran libro.

“El Estado no somos todos. El Estado son ustedes y sus amigos”. Santiago Sierra, artista.

Los lectores de este blog, soberanos ellos, en ocasiones utilizan el espacio dedicado a los comentarios como desahogo. Pierre Arnaud se quejaba amargamente el pasado domingo del desprecio de la televisión por niños y adolescentes: a las 12:24 de ese día festivo La Sexta emitía “El guerrero más letal”, un programa “que consiste en testear armas y ver cuáles son más letales. Para ello se utilizan elementos que simulen el cuerpo humano para que las pruebas sean lo más reales”. El horrorizado lector cree que la falta de control a los medios audiovisuales es tan grande como su  influencia negativa en los más pequeños: “Luego me vienen diciendo que la LOE -Ley Orgánica de Educación- es un fracaso y una mierda cuando, en realidad, es la puñetera mejor ley de educación que hemos tenido hasta la fecha”.

No deberíamos olvidar que nuestras televisiones privadas son concesiones del Estado Español: las cadenas operan bajo el manto de unas licencias de servicio público otorgadas por el gobierno. Un  gobierno que tiene el deber de garantizar el buen uso de ese espacio radioeléctrico, un bien nacional. No lo hace. El Estado es quien tiene la obligación de vigilar que estas cadenas privadas, con objetivos exclusivamente económicos, cumplan los requisitos mínimos de decoro y utilidad pública. No es así.

Este Estado no soy yo. Este Estado, ustedes, conceden las cadenas a quienes les viene en gana, a sus amigos. Olvidan que los ciudadanos tenemos derecho a una comunicación digna, a unos informativos veraces, a una programación infantil adecuada, a un respeto por los horarios de protección y la salud mental del televidente.

En mi modelo de Estado se advertiría a las cadenas de televisión, mediante dolorosas multas económicas, cada vez que violasen las reglas del juego. Y en casos de reincidencias malintencionadas, las concesiones no serían renovadas. Que ganen dinero con sus cadenas privadas, de acuerdo, pero no a cualquier precio. Les recuerdo que Antena 3 aumentó en un 153% sus beneficios en el primer semestre del año, mientras que Telecinco lo hizo en un 73%.

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P.D.

En La Sexta tienen doble personalidad. Como acabamos de ver, los domingos a medio día enseñan a los niños cuales son las armas más letales, las más adecuadas para traspasar la piel humana. Lo que no impide que al mismo tiempo, en las pausas publicitarias de ese catálogo audiovisual de máquinas de matar que es  “El guerrero más letal”, nos quieran convencer de que todos somos Kimbo…

“Tú también puedes cambiar la vida de miles de niños”, dice la promo, que suena francamente obscena cuando unos segundos antes has escuchado las virtudes del “Mossberg 590 del calibre 12, un fusil que puede meter una bala en el pecho del enemigo a 90 metros de distancia… Para calibrar su potencia utilizamos un cerdo, porque es parecido al cuerpo humano. De esta forma podemos valorar las heridas que sufriría”.

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Un motivo para NO ver la televisión

Último Recurso y Echo Park

Autor: Michael Connelly.

Editorial: Ediciones b y Rocaeditorial.

He leído seguidos estos dos títulos de Connelly, uno de los maestros de la novela negra “con detective”, y resultan agradablemente similares. En ambos se reabren casos de asesinatos no resueltos, olvidados durante años. Los dos están protagonizados por el peculiar detective Hieronymus «Harry» Bosch, y en los dos Connelly demuestra que es uno de los grandes: un escritor sin altibajos, capaz de ofrecer en cada nuevo libro toda una demostración de regularidad. Y a un alto nivel…

Pero hoy quiero hablar del sonido de los libros de Connelly. El jazz es la música de la novela policiaca, y el jazz es la música favorita de Harry Bosch. En estos dos libros se habla de una grabación, un clásico, “el mejor disco”, el “Kind of Blue” de Miles Davis. “All Blues era la primera canción del aleatorio y era como sacar un blackjack en una mesa de apuestas altas”, escribe Connelly. “Era su favorita y la dejó sonar”…

Los restos humanos han dejado de ser despojos y se han convertido en objeto de deseo. Yo mismo los adoro: repletos de información, están ansiosos por contar todo lo que saben sobre la vida (y la muerte) de sus propietarios . No es extraño que sirvan de inspiración a científicos, a historiadores y hasta a creadores de diferentes pelajes. Sin ir más lejos, algunas de las mejores ficciones televisivas están basadas en el estudio de cadáveres mediante sofisticadas técnicas forenses. Por ejemplo “Bones” (La Sexta). “Huesos”, una de mis series favoritas, es tan original, creativa y brillante que incluso se adapta al público que en ese momento tiene el placer de colocarse frente a la pantalla.

Me explico: si usted ve las reposiciones de “Bones” a las cinco de la tarde, la cadena le advierte de que se trata de un programa para mayores de siete años. Pero si ve la serie a las diez de la noche, resulta que es para mayores de 13 años. Qué cosas tiene el mundo de la televisión ¿verdad? Si los sanguinolentos cascajos humanos, cosidos a puñaladas, cubiertos de moho, semen y sangre seca, aparecen desperdigados sobre la mesa forense a media tarde son perfectamente aptos para niños. Pero cuidado, porque a partir de las diez de la noche la misma casquería se convierte en material para adolescentes.

¿Acaso los huesos despiertan nuestros instintos más hipócritas? Eso podría explicar la actitud de algunos jueces, que insisten en entorpecer y retrasar lo inevitable. La juez María Elena Cruz archivó un auto del Juzgado de Aguilar de la Frontera (Códoba) en el que, tras una denuncia de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, se solicitaba la investigación de los crímenes ocurridos en el pueblo durante la Guerra Civil. Seis meses después, por vía administrativa, se han localizado y abierto las fosas comunes, en las que ya han sido exhumados 53 cuerpos. Todo parece indicar que aparecerán muchos más. Cientos.

¿Por qué la Justicia se niega a investigar estos crímenes, a desenterrar e identificar esos cadáveres? ¿Esperan, quizás, que desparezcan los familiares directos de las víctimas, que el olvido entierre la historia? No lo conseguirán: los huesos siempre, siempre están ahí.

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A partir de septiembre tendremos más cadenas de televisión, pero le aseguro que no veremos una mejor televisión. Con la que está cayendo, el Gobierno ha encontrado un hueco en su compleja agenda para aprobar en Consejo de Ministros algo tan fundamental para los españoles como es la llegada de nuevas cadenas. Un milagro posible gracias a una tecnología llamada multiplex digital de cobertura estatal. ¿Multiplex digital de cobertura estatal? No se preocupe que es muy sencillo: la TDT permite que el número de cadenas aumente, y el Gobierno ha decidido conceder cuatro más, cuatro, a cada una de las siguientes empresas: Antena 3, Telecinco, Sogecable, Veo Televisión, Net Televisión y La Sexta.

(De la Vega, repartiendo cadenas de televisión)

Cadenas a tutiplén, pero para los mismos de siempre. ¿Y para nuevas e innovadoras empresas que quieran introducirse en el panorama audiovisual? Ni hablar. ¿Universidades o entidades culturales? Jamás. Más cadenas para los habituales, esos que hace sólo unas semanas se quejaban de que no había suficientes anunciantes para todos. El Gobierno reparte cadenas de todo a cien, que no aportarán ni más pluralidad informativa, ni una mayor calidad en las programaciones, ni nuevas alternativas económicas, ni nada de nada. Cadenas que garantizan, eso sí, que nadie se enfade con el repartidor, y ni Prisa, ni El Mundo, ni Telecinco, ni Antena 3 critiquen la política audiovisual surrealista de un Gobierno que agoniza.

Asegura María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta del Gobierno, que las empresas que reciben este nuevo regalo «han cumplido sus obligaciones en materia de impulso y desarrollo de la TDT». Poco debe ver Fernández de la Vega la televisión actual, en líneas generales bochornosa. ¿Dónde está la interactividad? ¿Dónde la calidad? ¿Dónde “el impulso y el desarrollo de la TDT”? Le pondré el ejemplo de Veo 7, la televisión de El Mundo, que ya tenía dos cadenas en marcha, una dedicada por entero a la televenta y otra con serios problemas económicos e intelectuales para emitir una programación diaria íntegra. ¿Necesita realmente Veo 7 cuatro cadenas más? Como resulta evidente que no, puesto que no es capaz ni de gestionar decentemente dos, algún malpensado podría creer que estas nuevas cuatro cadenas sólo servirán para trapichear, como ya sucediera en su día con las concesiones de las emisoras de radio.

Y desde otro punto de vista no menos importante, ¿qué sucederá cuando se fusionen las cadenas, como está previsto, y se formen grupos con diez, doce o veinte canales? En ningún caso parece una política audiovisual de izquierdas.

Joan Ponç fue un pintor atormentado e inclasificable que navegó en las aguas del surrealismo, el cubismo y el expresionismo en busca de nadie sabe qué espantosos demonios interiores. En el centro de uno de sus cuadros, una vez terminado, escribió: “Esto es un asco”. La frase es magnífica. No se me ocurre otra mejor, en un día de resaca tras las celebraciones futboleras y la confirmación del fracaso socialista, para definir la situación que vivimos.

Como ya está casi todo dicho, me quedaré con tres  detalles que han coincidido en el tiempo. David Taguas, ex Director de la Oficina Económica del Presidente del Gobierno actualmente en el sector de la construcción, envió un SMS a Zapatero tras la última intervención de éste en el Congreso: “¡Bravo Presidente!”. Díaz Ferrán, flamante presidente de la patronal con sus propias empresas en quiebra, apoya desde el Telediario 2 (TVE) a Zapatero y le pide más ajustes. Milagros del Corral, directora de la Biblioteca Nacional, dimite nada más saber que una de las medidas del Gobierno para recortar gastos es suprimir la Dirección General de la BNE.

Tras reformar el capitalismo, volvemos a los viejos y buenos tiempos. Menos cultura, menos ciencia, menos política social y más ladrillo, como tiene que ser. El ambiente ideal para disfrutar de proyectos televisivos como el que anoche presentó La Sexta, una pieza maestra de la hipocresía, la frivolidad y el desatino. Con más de cuatro millones de parados, y justo cuando conocemos que se congelan las pensiones, se recortan las ayudas para la dependencia y se elimina el “cheque bebé”, la cadena de Emilio Aragón nos ofrece “Mujeres ricas”, un patético ejercicio de ostentación y lujo.

“No es pecado tener dinero”, nos recuerda Edi Walter, director general de Cuatro Cabezas, la productora responsable de esta basura. Tiene razón: no es pecado tener dinero. El pecado es tirarlo, o gastárselo como lo hacen las cinco mujeres, muy despilfarradoras, tremendamente superficiales y profundamente majaderas, que protagonizan este ofensivo bodrio.

“¿La crisis? Nadie se va a enterar de lo que vamos a comprar, de los que nos vamos a gastar”, dice una de ellas. Para que se hagan una idea del nivel del programa les ofrezco una breve selección de frases: “Yo no pregunto el precio de las cosas”; “Cuando quiero algo, lo quiero ¡ya!; “Tengo un chofer que te pega una patada y te arranca la cabeza”; “Soy caprichosa y hago lo que quiero. A mi marido le habré gastado cinco millones en ropa, me la compro doble”; “El servicio está malísimo, nadie limpia los truños. Voy a tener que limpiarlos yo”.

Qué razón tenía Ponç: ¡Esto es un asco!

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P.D.

Acabo de ver el tristemente famoso vídeo de Manolo Lama burlándose de un mendigo mientras Carreño, el otro Manolo, le ríe la gracia desde el plató. La verdad, no me sorprende. No debería sorprender a nadie. ¿Recuerdan la entrevista con Florentino Pérez? Un nuevo tropezón sólo era cuestión de tiempo. La forma zafia, machista y soberbia que tiene esta pareja de hacer periodismo deportivo conlleva un gran riesgo: se te puede ir la mano. Los Manolos trabajan en el filo. El filo del mal gusto, de la falta de educación, de la imprudencia. Por tanto, no debería extrañarnos que de vez en cuando sobrepasen esa frontera y se conviertan en esperpentos. Y no me sirven las posteriores excusas. Y una cosa muy importante: la culpa es de ellos, pero también de aquellos que se lo consienten.

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Un motivo para NO ver la televisión

The Rolling Stones.

Cd: Exile On Main St.

Hace años, muchos años, me compré el “Exile On Main St.” de los Stones. Con el tiempo se convirtió en una parte importante de mi vida: uno de mis diez discos favoritos de todos los tiempos, sin duda. Inutilizada esa primera copia por el uso, compré una segunda que aún conservo. Después me hice con la primera edición en CD. Y unos años después adquirí la edición “Collector´s Edition”, con los mismos temas de siempre, pero remasterizados digitalmente.

Mucho dinero gastado en un solo disco, en las mismas 18 canciones, ¿verdad? Pues me quieren sacar un poco más los higadillos: acaban de editar una nueva versión de “Exile On Main St.”, en esta ocasión con 10 temas inéditos. Lamentablemente las nuevas canciones no se pueden comprar de forma independiente: o junto al resto ya conocido, o nada.

No pienso comprarlo. Ya está bien. Conseguiré como sea esas canciones descartadas, que seguramente ya tendré en mis bootlegs de esta época de los Stones (“I Gave You Diamonds, You Give Me Disease: The Real Exile Outtakes”). Y lo haré sin ningún cargo de conciencia. La ruina de las compañías discográficas no está en internet, sino en la avaricia.

Tranquilos. No voy a hablar de Garzón, ni siquiera del Constitucional y sus jueces divididos en dos bandos. ¿De los Beatles o de los Stones? ¿Del Madrid o del Barsa? No, no, nada importante, algo anecdótico: conservadores o progresistas. Minucias. El post de hoy es algo serio, puesto que está dedicado nada más y nada menos que a los Kikos, una de las sectas más extremistas y peligrosas de nuestro país. ¿Los “Kikos”, el movimiento Camino Neocatecumenal dirigido por ese personaje esperpéntico llamado Kiko Argüello? No, no, algo mucho más dañino. Los Kikos que yo digo se apellidan Matamoros y Hernández, y son dos iconos de la televisión moderna gracias a su impunidad a la hora de mentir, confundir, manipular e injuriar.

Kiko Matamoros y Kiko Hernández, tertulianos del programa de Telecinco “Sálvame”, dijeron ante millones de telespectadores que Cristiano Ronaldo había montado una fiesta en su casa justo la noche antes del partido decisivo que el Real Madrid, su equipo, jugó y perdió contra el Barcelona. Implicaron en la fiesta a otros jugadores de la plantilla madridista, y dijeron que después del partido el portugués, lejos de estar compungido, se fue otra vez de juerga. “¡Es una indecencia, una vergüenza que no se puede permitir! Se están riendo de nosotros. ¡Vamos hombre, por favor! No sé cómo seguimos siendo del Real Madrid…”, ladraron.

El juerguista Ronaldo demostraba así una insultante falta de profesionalidad y de compromiso con el equipo, provocando el cabreo de miles de aficionados blancos. Quedaba marcado para siempre… si no fuera por un pequeño detalle: todo era mentira. Ronaldo dio un paso al frente y, tras desmentir a los Kikos, anunció que tomaría medidas legales contra Telecinco “por comentarios intolerables que desprestigian mi dignidad y mi profesionalidad».

¿Medidas legales? Canguelo. Eso fue lo que tuvo de inmediato la cadena de Paolo Vasile, que obligó a los Kikos a retractarse de la noticia que juntos habían ofrecido en exclusiva y por todo lo alto. «Manifestar que mis fuentes no fueron del todo exactas y la fecha no coincide con la expresada en el día de ayer”, dijo Kiko Hernández, “Lamento el malentendido y nunca tuve la intención de dañar la imagen del Real Madrid, de ninguno de sus jugadores ni de Cristiano Ronaldo, del que pienso que es un futbolista extraordinario». ¿Se puede ser más miserable? Sí, se puede ser Kiko Matamoros: «Cuando terminó el programa llamé a Íker Casillas y, por su tono de indignación, me di cuenta perfectamente de que la información que habíamos dado era absolutamente falsa».

¿Quién dijo que la justicia es un cachondeo? Sólo hizo falta que Ronaldo utilizase la palabra “querella” para que dos delincuentes de poca monta y una cadena de televisión sin escrúpulos manchasen los calzoncillos. Lamentablemente los telespectadores que, por diferentes cuestiones, presenciaron las  infamias pero no la rectificación, aún pueden pensar que Ronaldo es un irresponsable crápula. Calumnia, miente, emponzoña, insulta y manipula, que algo queda.

Afortunadamente en el periodismo serio no suceden estas cosas ¿verdad?

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P.D.

¿La SGAE tiene que ir a un instituto porque se representa una obra de Lorca? ¿La SGAE tienen que ir a una peluquería donde suena la radio? Las preguntas se las hizo el Follonero a Ramoncín en “Salvados”, el excelente programa que La Sexta emite los domingos. Yo hubiese añadido una: ¿Tiene que cobrar la SGAE un canon por los discos vírgenes a los vecinos de mi pueblo que los cuelgan en los huertos para espantar pájaros?

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Un motivo para NO ver la televisión

Kanikosen. El pesquero.

Autor: Takiji Kobayashi.

Editorial: Ático de los libros.

“Kanikosen. El pesquero” cuenta la historia de la explotación de unos hombres que, a bordo de un buque factoría, pescan cangrejos en las lejanas aguas de Kamchatka. Y de cómo estos trabajadores, apaleados por el estado y el patrón, se rebelan contra sus opresores. “Hasta el capitalista más astuto no había podido imaginar que las cosas sucederían de ese extraño modo”, asegura un Kobayashi que, en el último párrafo del libro, sentencia: “Esta obra es una página de la historia de la penetración del capitalismo en las colonias”.

En “Kanikosen. El pesquero” encontramos toda la injusticia, la desigualdad, la decadencia moral, la brutalidad y la miseria que nos estremeció en “Las uvas de la ira” de John Steinbeck, “La jungla” de Upton Sinclair, o «El camino del tabaco» de Erskine Calwell. Un clásico de la literatura japonesa que, en estos tiempos de precariedad laboral y empresarios depredadores, estremece desde la primera a la última página.

La pasada temporada de Fórmula 1 fue ruinosa para Alonso. Lógicamente, también fue ruinosa para La sexta. Es lo que tienen las grandes inversiones deportivas, una auténtica lotería. Pero resulta que arranca la primera carrera de la nueva temporada, dicen que la mejor de la historia, con Alonso en Ferrari, y en la primera carrera ya tenemos al piloto asturiano en lo alto del podio. Buena noticias para Alonso, para el deporte español y para La sexta. Buenas noticias incluso para Botín, un hombre que, como Warren Beatty, acumula motivos para frotarse las manos.

La sexta le dedica diez horas de programación a cada carrera del Mundial. Lógico: la Fórmula 1 se ha convertido en un deporte muy popular en España. Y lo hacen bien, con un comentarista de garantías (Lobato) y un cambio de ayudante (Marc Gené por un De la Rosa que vuelve a correr) que mantiene la solidez. El nivel intelectual de los pilotos-comentaristas parece muy superior al de, por ejemplo, los futbolistas-comentaristas. Una excelente preparación que, lamentablemente, no es extensible al resto de humanos al volante. Lo cual puede ser preocupante con Alonso otra vez de moda. Me explico…

Cuando la selección española de fútbol se impone en una gran competición, los aficionados a pegar patadas al balón aumentan de inmediato y convierten cualquier callejuela en el Bernabeu. Cuando Nadal gana Roland Garros, crecen las colas para inscribirse en cursillos de tenis. Simpatía por el éxito. Afinidad con los triunfadores. La victoria de los demás nos motiva, nos invita a ser ganadores, a crecer, a imitarles. Excelentes campañas de publicidad, puesto que nos invitan a practicar deporte. Además, en ningún caso se puede considerar a los aficionados al fútbol o al tenis seres peligrosos: en el peor de los casos, una ventana rota o un esguince de tobillo.

Con la Fórmula 1 es diferente. Los telespectadores que “se vienen arriba” cuando Alonso gana suelen tener a su disposición un coche. Pero no un circuito. Cuando acaba la carrera y los Alonsos, exultantes, pletóricos, salen a la calle, hay que tener cuidado. Las autovías, y hasta los caminos vecinales, se llenan de pilotos. Sería una pena estropear unas estadísticas que nos recuerdan que en los últimos cinco años se han reducido las muertes por accidentes de tráfico en un 40%.

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P.D.

Se acaban de cumplir 30 años de la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente. Un hombre excesivo en muchos aspectos, pero posiblemente el comunicador más importante en la historia de la televisión en España. Un genio. Recomiendo efusivamente la primera biografía autorizada del divulgador de la naturaleza («Felix Rodríguez de la Fuente: su vida, mensaje de futuro»), escrita por otro hombre fundamental para la conservación en España: Benigno Varillas, creador de la legendaria revista Quercus.

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Un motivo para NO ver la televisión.

Cualquier libro de Miguel Delibes. Todo el mundo habla de “El camino” y el resto de clásicos, pero a mi me gustaría recomendar aquellos dedicados a la caza. En España hay más de un millón de licencias de caza, pero muy pocos cazadores. La mayoría son escopeteros. Delibes era un cazador. Los escopeteros disfrutan disparando a todo aquello que se mueve y, como no es legal disparar a las personas, disparan a los animales. Los cazadores son individuos diferentes, especiales, capaces de estar toda una mañana de invierno andando por el campo, bajo la lluvia, pasando frío, sin ver un conejo, sin disparar un tiro, y al llegar a casa decir que han vivido una gran jornada de caza.

“El libro de la caza menor”, “Diario de un cazador”, “Dos días de caza”, “Aventuras, venturas y desventuras de un cazador a rabo”, “El último coto”… Todos libros de caza escritos desde el amor a la naturaleza, desde el conocimiento del campo, desde el respeto a los animales. Nadie debería disparar a una perdiz sin haber leído antes estos libros, auténticos manuales de comportamiento cinegético.

Delibes en una gran fotograía de Chema Conesa

La Academia de las Ciencias y las Artes de la Televisión, siempre tan activa y comprometida, ha emitido un dramático comunicado en el que hace “un llamamiento a las empresas y profesionales que trabajan en programas de televisión para que observen celosamente en su desempeño las normas éticas y profesionales». Sí señor, con dos cojones. Un texto emotivo, una proclama valiente. Uno de esos alegatos que ponen los pelos de punta y nos hacen concebir esperanzas sobre el futuro del periodismo. Aunque la verdad es que podían haber sido un poco más concretos: “asistimos con alarma a la cada vez más frecuente contratación por parte de determinados programas de televisión de personas que denigran a otras con falsos testimonios”. ¿Se refieren a tertulianos del corazón y la política? ¿A los periodistas sin escrúpulos? ¿A los jefes de informativos sensacionalistas? ¿A los directivos de las cadenas que sodomizarían el cadáver de su padre por medio punto de share?

Yo creo que hablan del gato Óscar. Sí, el último fenómeno de la naturaleza y la razón de ser de todo informativo que pretenda tener éxito. Es decir, audiencia. Porque el gato Óscar es un minino superdotado capaz de predecir la muerte. Como se lo cuento. Ya le han bautizado como la parca peluda. Vive en una residencia de ancianos en Estados Unidos, donde se tumba a dormir en las camas de los enfermos que están a punto de palmar. Ya ha vaticinado con macabra precisión 50 fiambres, sin un solo error.

Oscar ha ocupado un lugar de lujo en los  informativos de varias televisiones. Telecinco se ha entregado al felino. Y en La Sexta, cadena que sin duda gracias a una acertadísima selección de noticias ha superado a Cuatro, su rival directo, también. La pieza de La Sexta no tenía desperdicio: primero un perfil de Óscar, con algunas imágenes de su lugar de trabajo y, después, las declaraciones telefónicas de Sánchez Dragó y Antonio Burgos, auténticas autoridades en el sensible mundo gatuno. Más tarde, y seguramente para mantener el nivel del informativo, hablaron de que el niño torero Michelito había sido corneado en Colombia. De una niña que tiene cara de vieja, debido a un extraño defecto genético. De la marmota Phil, y sus tradicionales predicciones climatológicas en Pensilvania. Y de la polémica por los anuncios gays censurados en la final de la próxima superbowl. ¡Qué gran criterio periodístico! ¡Qué seriedad, qué magnífica edición! ¡Como para no superar a Cuatro!

No lo tendrán tan fácil con los informativos de TVE. Ayer, día en que España alcanzó la histórica cifra de cuatro millones de parados, el Telediario de mediodía de la televisión pública no ofreció la noticia hasta el minuto 17. Sin duda para no crear alarma social. Por la noche Pepa Bueno adelantó el tema, pero para presentarlo con una frase enigmática: “es el mejor mes de enero de los últimos años”.

“Somos un colectivo que no puede descuidar valores como la integridad y el rigor profesional… por respeto a nuestra audiencia”, sentencia el comunicado de la Academia de las Ciencias y las Artes de la Televisión. O son unos ingenuos, que no creo (el presidente es Manuel Campo Vidal), o se están cachondeando.

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P.D.1

Una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid da por acabada la llamada “guerra del fútbol”. Sogeable, Mediapro y la Liga de Fútbol profesional vuelven a ser muy amigos. ¡Quién iba a imaginarlo hace unos meses! Tan amigos como para que se pueda emitir más fútbol por televisión: un partido de primera división la noche de los lunes. ¿Buenas noticias? En caso de que estén dispuestos a pagar, sin duda, puesto que será Gol TV quién emita el encuentro. Si usted es de los que apostó por la oferta de Canal +, lo siento pero ha palmado. Ya saben quién es la víctima colateral de la guerra del fútbol, ¿verdad?

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El hombre de negro. ¿Johnny Cash? No, Hermann Tertsch. El pasado viernes se presentó 48 segundos tarde a su ¿informativo?, más nocturno que nunca, de Telemadrid. ¿Estaría en maquillaje o en el Toni  2? En cualquier caso la pantalla de la cadena de Esperanza Aguirre permaneció negra como axila de grillo durante casi un minuto.

P.D.3

Imprescindible “Bombón, el perro”, la película de Carlos Sorín emitida anoche por La 2. Sin publicidad, con grandes actores y un guión sencillo, repleto de talento. Cien minutos de televisión pública absolutamente deliciosos.

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La foto del día

Atención: el Papa de Roma, de incógnito durante la pasada vendimia en un pueblo de Galicia…

“¡Qué más quisiera yo!” y “Periodistas Fútbol Club”, los últimos estrenos de La Sexta, dan la razón a todos aquellos que piensan que el talón de Aquiles de esta cadena es la producción propia. El primero es otro programa más de cámara oculta, lo que a estas alturas podría entenderse como un insulto a la inteligencia del telespectador. “Periodistas Fútbol Club”, el espacio que arrancó ayer al mediodía, es una versión futbolera de “Sé lo que hicisteis”. Es decir, un repaso supuestamente sarcástico a la actualidad, en este caso deportiva, basado en imágenes de otras cadenas.

Dos vulgaridades. No es normal que una cadena con programas del nivel de “Buenafuente”, “El Intermedio” o “Qué vida más triste”, y que cuenta con el respaldo de una productora del prestigio de Globomedia, sólo sea capaz de ofrecer como primeras novedades para 2010 un programa de cámara oculta y una versión cutre de “SLQH”.

“Periodistas Fútbol Club comienza con bronca”, anunciaba la web de La Sexta. Pero no es verdad. Comienza con una mediocridad apabullante, tanto en el guión como en la dirección o el decorado. Es un programa diario que precede a “SLQH”, y que muy bien podría considerarse como un lamentable preámbulo del mismo dedicado al deporte. También está basado en parasitar el trabajo, casi siempre los errores, del resto de cadenas. Si “SLQH” es un contenedor de la basura que producen los programas del corazón,  “Periodistas Fútbol Club” es un contenedor de la basura que producen los programas e informativos de deportes.

Me gusta el fútbol, y seguramente por eso jamás vería “Periodistas Fútbol Club”. Demuestra una preocupante falta de creatividad, ideas y talento. Y un exceso de humor forzado. Buena prueba de ello es que Dani Mateo y Ricardo Castella, los presentadores, están muy por encima del resto del programa. Son buenos. El resto, incluida una reportera con poca gracia y voz de pito, resultó francamente decepcionante: “nunca había estado tan cerca de un jugador”, dijo durante un reportaje de actualidad grabado en el partido “Champions for Africa” que se jugó… ¡hace 20 días!

Había más ingenio, agudeza y mordacidad en los créditos de “Padre de familia”, la serie de animación que hasta ayer emitía La Sexta a las 14.55, que en “Periodistas Fútbol Club” y “¡Qué más quisiera yo!” juntos.

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P.D.

Se acabó el buenrrollismo en TVE. Cuando todos creíamos que Javier Pons abandonaba voluntariamente la dirección de TVE, para fichar por alguna cadena o productora privada, ahora resulta que “ha sido cesado por criticar el nuevo modelo sin publicidad de la cadena pública”. Alberto Oliart, el mismo abuelete bonachón que hace menos de un mes aseguraba que “contaba con el mismo equipo que su antecesor”, ahora entiende que Pons “no era la persona más idónea para capitanear la nueva etapa”. Lo cuenta Europa Press vía vértele.com.

Reportero es, según el Diccionario de Uso del Español (prologado por García Márquez), “el periodista que recoge y redacta noticias, especialmente si está especializado en la elaboración de informes y reportajes”. Yo añadiría que son aquellos que pisan charcos, rompen cristales y montan su redacción en las calles: la élite del periodismo. Es importante conocer el significado correcto de la palabra para apreciar en toda su grandeza el titular con que nos han sorprendido los medios de comunicación: “Telecinco ficha a la reportera estrella de La Sexta”. Se refieren a Pilar Rubio. ¿La reportera estrella de La Sexta?, se preguntarán muchos de ustedes. Pues sí, concretamente la reportera del millón de euros, cifra que aseguran pagará la cadena de Vasile (y que la propia cadena se ha apresurado a desmentir).

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(Pilar Rubio, con el vestuario característico de los reporteros, se dispone a redactar una información sobre la guerra de Afganistán)

No debería sorprendernos el dispendio. A lo largo de los años, una de las características de Telecinco ha sido su compromiso con el periodismo de calidad. Una apuesta arriesgada y, como ahora vemos, carísima, que comenzó allá por los noventa con el fichaje de las chicas Chin-chin, y tuvo continuidad con las Cacao Maravillao, las  Mamachichos y las señoritas de “Bellezas al agua”. El sábado, sin ir más lejos, recuperaron a una de estas reporteras históricas, ya retirada, para que ofreciese un máster de periodismo de investigación en “La noria”. Era Esther del Prado, una mujer polifacética que, además de ir por el mundo alcachofa en mano, fue azafata del “Un, dos tres…”, bailarina, actriz de serie B y portada de Man e Interviú. La cumbre interpretativa la alcanzó con un papel secundario en una película premonitoria: “El pelotazo nacional”. Pero Esther fue entrevistada en “La noria” por su mayor éxito profesional: ser la ex mujer del bigotes. Sí, el del Gürtel, el amiguito del alma de Camps, el que en la boda de Aznar agarraba el puro como si fuese un miembro viril.

Esther recordó con agrado su etapa junto a Andrés Pajares, y contó una anécdota tronchante: “Nos lo pasábamos de miedo por los pueblos. Pajares paraba el coche y decía a la gente: “Estimado cateto, ¿Dónde está la calle tal?”. Divertido, ¿verdad? Pero lo mejor estaba por llegar. Álvaro Pérez, el bigotes, su ex, le sugería habitualmente que se pusiese escotes y minifaldas cuando tenían entrevistas importantes. Pero un día fue más lejos y ejerció de proxeneta. Cuando aún estaban casados, el bigotes ofreció a su mujer  prostituirse. “Cuando hice la portada (de la revista Man) me llegó una proposición en concreto más bien deshonesta por parte de una persona conocida, un político, que quería pasar unas vacaciones conmigo en un barco durante un mes y que podía pedir a cambio lo que quisiera. Y me sorprendió que esa proposición me llegó a través de mi marido y me dijo que decidiera yo y me quedé muerta”,  dijo la reportera Esther.

Podemos estar más o menos de acuerdo con la programación de Telecinco, pero deberíamos reconocer que Vasile tiene un ojo excelente para fichar reporteras. Con la contratación de Pilar Rubio, esta cadena insiste en su línea de seriedad y credibilidad informativa. Y consigue dos cosas: debilitar los informativos de La Sexta, que sin Rubio quedan claramente descabezados, y mantener su tradicional apuesta por el periodismo comprometido. Enhorabuena, por tanto, a Telecinco y a la reportera del millón de euros.

Los bigotes

(Los bigotes, en una imagen cortesía de Telecinco)

P.D.

Otra reflexión sobre periodismo de élite. La emocionante noticia leída en El Mundo del pasado viernes: “El presidente valenciano se disculpa (por acusar al PSOE de quererle muerto) tras ver el videoblog del director de El Mundo”. El texto explicaba aún mejor el proceso de arrepentimiento de Camps, y cómo en esa decisión no habían influido ni su familia, ni Rajoy, ni sus compañeros del PP. Ni siquiera su deteriorado sentido común. Había sido Pedro J. Ramírez, la conciencia de la derecha ibérica: “A media tarde, la publicación en elmundo.es del videoblog de su director, Pedro J. Ramírez, hizo reflexionar a Camps. Ramírez calificaba las palabras de ´monstruosidad`, y aconsejaba a Rajoy que solicitara de Camps una disculpa pública”, asegura El Mundo.

¿No lo sabían ustedes? Todos, absolutamente todos  los políticos españoles, tanto los de derechas como los de centro, esperan como agua de mayo el videoblog de Pedro J. para tomar decisiones. Son apenas dos minutos, pero en ellos se condensa más sabiduría que en todas las bibliotecas, mejores consejos que en “Bricomanía”. ¿El quinto poder? ¡Quia! El poder absoluto y total.

Un motivo para NO ver la televisión

Tom Waits y la canción del mes: November

No shadow
No stars
No moon
No cars
November
It only believes
In a pile of dead leaves
And a moon
That’s the color of bone

No prayers for November
To linger longer
Stick your spoon in the wall
We’ll slaughter them all

November has tied me
To an old dead tree
Get word to April
To rescue me
November’s cold chain

Made of wet boots and rain
And shiny black ravens
On chimney smoke lanes
November seems odd
You’re my firing squad
November

With my hair slicked back
With carrion shellac
With the blood from a pheasant
And the bone from a hare

Tied to the branches
Of a roebuck stag
Left to wave in the timber
Like a buck shot flag

Go away you rainsnout
Go away, blow your brains out
November

Los Manolos, Lama y Carreño, son unos cachondos. Ya saben, gritones, chuletas, zafios, machistas, gañanes, algo guarretes, bastante tendenciosos, muy tabernarios… La alegría de Prisa, para que ustedes me entiendan. Porque los Manolos son, por si aún no se han dado cuenta, una pareja de periodistas deportivos que tiene un bombo: Cuatro. Hasta hace poco los Manolos tocaban ese bombo con descomunal alegría  y salero, convirtiendo los informativos de esa cadena en una ensordecedora tamborrada. Eran buenos tiempos: la audiencia les correspondía y todos en la empresa reían sus toscas gracias. Pero un buen día entrevistaron en directo a Florentino Pérez, y al todopoderoso presidente del Real Madrid le pareció que los Manolos desafinaban. ¡Qué inconveniente, qué desatino! Los divertidos Manolos se convirtieron de inmediato en los faltones y chulescos Manolos.

 

Vertele.com y El Confidencial Digital informan de que personas cercanas a Daniel Gavela, director general de Cuatro, aseguran que “ese tono faltón y chulesco no es propio de esta casa”. Vaya por Dios. La parejita de moda, el dúo dinámico de la cadena, el sostén de los informativos en cuestión de audiencia, ahora resulta que no tiene el tono “propio de la casa”. Lo ha tenido durante días, semanas e incluso meses. Pero lo ha perdido de golpe y porrazo.

 

Los pobres Manolos no midieron. Acosaron e incomodaron a Florentino. Todo parecía indicar que  trataban de saldar cuentas pendientes con el presidente madridista, y que creían tener impunidad para hacerlo. En Cuatro no pondrían pegas, dada la complicidad del presidente madridista con una cadena de la competencia (La Sexta). Infravaloraron a Florentino. Y ha estado a punto de rompérseles el bombo: en Cuatro no descartan sancionar a los Manolos, o incluso retirarles durante un tiempo de pantalla. Ya saben, desde que entrevistaron a Florentino, su tono “faltón y chulesco no es propio” de Cuatro.

 

Pero yo sé que no será así. Los Manolos seguirán tocando su bombo. Tienen cuerda para rato: la entrevista-acoso a Florentino fue el programa más visto de Cuatro, alcanzando picos del 14% de share. Casi el triple que el informativo de Iñaki Gabilondo.

 

P.D.

Francisco Camps está mutando. Antes daba asco, ahora, miedo. En la tribuna de oradores de las Cortes Valencians ha dicho, de forma melodramática y dirigiéndose al portavoz socialista: “A usted le encantaría coger una camioneta, venirse de madrugada a mi casa y por la mañana aparecer yo boca abajo en una cuneta”. Pero ahí no acaba el macabro esperpento. Su grupo, el Partido Popular, en lugar de abuchear a Camps, primero, y ponerle una camisa de fuerza, después, le ovacionó con energía. El presidente valenciano es un enfermo, como ya suponíamos. Ahora también sabemos que su partido, podrido, agoniza.

No conozco al portavoz socialista, pero estoy seguro  de que, lejos de ver a Camps boca abajo en una cuneta,  se conformaría con echar un ojo a las facturas de sus trajes.

Camps y

 

Un motivo para NO ver la televisión.

Burlando a la parca.

Autor: Josh Bazell. Editorial: Anagrama.

Parca

Estamos ante una novela negra sorprendente, por lo original de la trama, la violencia que empapa cada párrafo y el surrealismo de situaciones, personajes y diálogos. Un libro fácil de leer, difícil de clasificar e imposible de olvidar. Auténtica dinamita.

El protagonista es un médico sicópata experto en artes marciales, Pietro Brnwa, incluido en el programa de protección de testigos del FBI por su turbulento pasado: asesino a sueldo arrepentido de sus crímenes. Su paciente más importante en el hospital (el más mugriento centro médico de Nueva York) es un enfermo terminal, el mafioso Nicholas LoBrutto, que tras reconocer al doctor le ofrece un pacto: o le mantiene vivo, o sus socios le delatan.

No intenten imaginar el resto. No podrán. La violencia y el sexo resultan tan explícitos como las descripciones hospitalarias, francamente espeluznantes.

Leer un fragmento del libro.

«El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos».  Antonio Gramsci.

No creo en los empresarios de izquierdas, de la misma forma en que no creo en los leones vegetarianos o en los militares pacifistas. Lo cual no impide que compre “Público”, el diario de Jaume Roures (propietario de este periódico, de Mediapro y accionista mayoritario de La Sexta), todos los días de la semana. Y lea a buena parte de sus periodistas y columnistas, muchos  excelentes. Incluso conservo algunos de los libros de su biblioteca “Pensamiento crítico”, como por ejemplo “La política y el estado moderno” de Gramsci. Soy plenamente consciente de que sin “Público” en el kiosko estaríamos peor informados, más indefensos. Resultan desoladores, por tanto, los rumores sobre el mal momento que atraviesa el diario, los problemas internos que padece, y las dudas sobre cómo afrontar la crisis que podría hacer peligrar su continuidad.

Roures

Algún malpensado pudiera creer que “Público” ya ha cumplido la función para la que fue creado. Recuerden que el Gobierno de Zapatero aprobó por vía de urgencia el pasado mes de agosto la TDT de pago, de forma que Roures por fin pudo poner en marcha “Gol Tv”, la cadena que necesitaba para rentabilizar sus millonarios contratos con los equipos de fútbol españoles.

Parecían buenos tiempos para el empresario catalán. En agosto tenía la TDT de pago. En septiembre “Público” anunció que, en plena debacle de ventas del resto de periódicos, incrementaba su difusión un 9,3%, superando los 68.000 ejemplares. Sin embargo, sólo un mes después, la situación ha dado un sorprendente vuelco. Sabemos que “Público” ha perdido en los últimos 15 meses 36 millones de euros, que pueden ser 50 si se tiene en cuenta que la sociedad ha aplicado créditos fiscales. Y que La Sexta sigue sin ser rentable: los accionistas han tenido que aportar 90 millones de euros más para asegurar la continuidad de la cadena (http://foro.elconfidencial.com/comunicacion/duenos-sexta-dejan-90-millones.html).

¿Necesita actualmente Jaume Roures un periódico de papel, o se da por satisfecho con Gol Tv y La Sexta? Rafael Reig, hasta hace unos días miembro de la sección de Opinión de “Público”, respondía sin querer a la pregunta del millón en su texto de despedida: “es una reflexión interesante, y más si hablamos de un periódico que regala libros de Marx y Gramsci”.

 

P.D.

Mari Ángeles Jiménez, esposa de uno de los marineros del Alakrana, se muestra muy altiva y exigente en el Telediario (TVE, 21.00): “Nos están engañando desde el Gobierno… Si la han cagado, que lo arreglen”. En esta última apreciación se refiere, por supuesto, al Gobierno, que tiene la obligación de rescatar a los marineros y devolverles sanos y salvos a España. No se refiere, por supuesto, a su marido y sus compañeros, que faenaban en aguas lejanas fuera de la zona de seguridad acordada entre armadores y Defensa.

Porque por cierto ¿Saben ustedes que también hay pescadores piratas?

 

El dato

Cientos de miles de zorzales, y entre 1,5 y 2,5 millones de pequeñas aves migratorias protegidas,  mueren estos días en la Comunidad Valenciana. La mayoría, para acabar en la sartén. Se trata de una caza muy cruel que se denomina parany, y consiste en atrapar a los pajaritos en palos untados con pegamento. La administración valenciana hace, por un puñado de votos y con la excusa de la tradición, la vista gorda a esta innecesaria masacre.

parany

 

Un motivo para NO ver la televisión

Elvis vive. Concretamente en Philadelphia. Y se acercó el pasado 19 de octubre al concierto que ofreció Springsteen en esa ciudad. Incluso subió al escenario…

 

“Hay que distanciarse de los poderes, lo contrario es el abrazo mortal”. Nada más y nada menos que eso dijo Javier Moreno, director de El País, el pasado 26 de noviembre en la Feria del Libro de Guadalajara. Coincidiendo con el centenario del estreno de “Los intereses creados”, esas palabras parecen escupidas por una polichinela del maestro Benavente. Puro teatro.

futbol.jpg

Y es que un buen día, El País eliminó de su portada la frase “Diario independiente de la mañana”. La sustituyó por otra, “El periódico global en español”, que resulta menos comprometida y puede adaptarse más cómodamente al momento periodístico que atraviesa la profesión. “Global” es un concepto muy amplio, que puede tanto dar a entender una visión general del planeta como definir una nueva técnica de navegación aerostática. “Independiente” es un término más concreto y comprometido, mucho más difícil de defender cuando se es apéndice de un gran grupo mediático.

Un enorme grupo mediático que, cuando se trata de la “guerra del fútbol” (la pasta), se olvida del guión y pierde los papeles: en los informativos de Cuatro promocionaron la supuesta emisión del partido Bilbao-Real Madrid en Telecinco. Algo inédito: una cadena remitiendo a otra. Algo absurdo: Telecinco no emitió el partido. Un gesto claramente malintencionado y desestabilizador.

El sainete del fútbol televisado ha colocado contra las cuerdas tanto a Sogecable como a Mediapro, las dos empresas directamente afectadas. Pero el diario El País es la gran víctima colateral. Víctima periodística, por supuesto: sus informaciones sobre el tema (y aledaños) son vehementes, sesgadas, incompletas, defectuosas, desfasadas y, sobre todo, interesadas.

La defensa del patrimonio del grupo PRISA, amenazado por el conflicto, está arrastrando al diario El País a una posición patética. Satisfechos con la última concesión de canales, en la que obtuvieron Cuatro, han escamoteado a sus lectores durante meses las supuestas informaciones que, vaya por Dios, ahora consideran noticia. Eran otros tiempos, en los que PRISA no estaba a punto de perder sus derechos sobre el fútbol. Tiempos en que se sumaba con Cuatro a la alegría de La Sexta.

Hoy PRISA no puede evitar utilizar su miembro más recio, el diario El País, para repartir estopa. Pero no a diestro y siniestro, sino cuando y como conviene a sus intereses futboleros (económicos). ¿Cuántas supuestas informaciones más tiene El País en la nevera, esperando un momento de rabia para publicarlas?

Una pena: el mejor periódico de España sucumbiendo a los intereses creados. El “abrazo mortal” del que hablaba su director.

¿Sabían ustedes que existe una Academia de las Ciencias y las Artes de la Televisión? Pues existe. Y hasta tiene un presidente: Manuel Campo Vidal. Imagino que, después de tan increíble notición, sus deteriorados intelectos de televidente habrán entrado en ebullición y se estarán planteando miles de preguntas interesantes: ¿A qué se dedican realmente, tanto la Academia como Campo Vidal? ¿Qué tienen que ver las ciencias y las artes con la televisión que vemos cada día? ¿Es cierto que María Teresa Campos llamó “gilipollas” a Vasile? ¿Deja de ser la academia de OT, por tanto, la más cutre e inútil de la televisión ibérica?

calaf.jpgYo, que me dedico a esto, ya conocía la existencia de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión. Por dos cosas: editan una revista (Academia tv) y organizan una entrega de premios anual. La revista es espantosa. Las entregas de premios, también. Por eso me sorprendió que La Sexta asumiese este año el “marrón” de emitir esa gala, un espectáculo onanista que habitualmente tiene tan poca calidad como audiencia.

La fiesta de este año se celebró en el Gran Casino de Aranjuez, y un espeso Buenafuente hizo de director y maestro de ceremonia. De una ceremonia en muchos casos demasiado inspirada, a veces calcada, en su programa de La Sexta. Sólo les diré que comenzó con el mismo chiste que su entrevista a Zapatero (llegar tarde por coger Cercanías) y con la misma imitación que hizo la noche anterior (del humorista Eugenio).

No hubo un solo momento para recordar. Todo fue tan largo, tan aburrido y tan patéticamente corporativo como en ocasiones anteriores. Muy poca imaginación, ni un ápice de talento (excepto Follonero, Wyoming y Rosa María Calaf), cero originalidad, un ritmo moribundo, una publicidad insoportable y el acostumbrado reparto surrealista de premios. No había ni cena para los invitados. Una pantomima tan desproporcionada como la duración del evento: 160 minutos. Hubo incluso un hueco para el mal gusto: una broma sobre el programa “Salto a la fama” con imágenes del atentado a Carrero Blanco.

Una gala espantosa sobre nuestra televisión, ejemplo perfecto de lo que NO debería ser la televisión. Se emitió el día internacional de la televisión, pero también el día internacional de la filosofía. ¿Contraprogramación intelectual? No. Simplemente, como dijo Bertrand Russell, es que “uno ha de conocer el infierno antes de tener derecho a hablar del cielo”.

Un recuerdo final para Fernando Fernán Gómez, gran actor, escritor y director, un maestro artístico y vital. Un genio. Seguro que alguna televisión emite hoy imágenes de sus cabreos. Entonces serán, además de ignorantes, miserables…


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