El descodificador

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El diario El País ha organizado un debate en Caixa Forum Madrid para analizar las consecuencias de una filtración de documentos secretos, la de Wikileaks, que «ha revolucionado la política, la sociedad y el periodismo». La publicidad de ese evento se podía ver en la página 43 del diario. Por esas cosas del diseño de los periódicos, si el lector separaba las páginas de la izquierda del anuncio podía ver junto a esa página 43 la página 22, su hermana de impresión, con otra interesante recomendación de El País: los cigarrillos electrónicos Inspire, un revolucionario invento que, «recrea las sensaciones que el fumador experimenta con un cigarrillo tradicional gracias a su sabor y al vapor que emite sin perjuicio para su salud». Por apenas 49 euros dos cigarrillos electrónicos, dos baterías de litio recargables, 3 cartuchos de sabores (menta, tabaco y tabaco rubio), cargador USB, adaptador para la red eléctrica, estuche ABS-Inspire y manual de instrucciones en castellano.

Hay que saber leer un periódico. El lector tiene que ser un individuo preparado, culto y bienintencionado. No puede ser alguien tan superficial como para abrir las páginas sagradas de un diario y, con la candidez de una novicia, pretender que todo sea verdad, que no haya algún margen para la imaginación, que no se utilicen pequeñas licencias comerciales. Salud, tecnología, diseño, Wikileaks… el futuro del periodismo.

En la publicidad de la página 43 sobre el debate fundamental para entender ese periodismo moderno se podían leer los nombres de los participantes en la charla, algunos del nivel del mismísimo director de El País. Para completar ese cartel de ensueño sólo faltaba Iñaki Gabilondo, un hombre de la casa y un periodista como la copa de un pino. Gabilondo seguro que hubiera dicho cosas interesantes sobre el futuro del periodismo, puesto que sólo unas horas antes se había quedado sin curro: “Tengo una sensación personal de melancolía histórica, porque tengo la sensación de que termina mi vida profesional”, asegura el donostiarra.

Respecto a los cigarrillos electrónicos «sin nicotina ni otras sustancias tóxicas» de la página 22, tan fáciles de conseguir (cartilla este domingo comprando el periódico) como ajenos a las «restricciones de la Ley Anti Tabaco», también se echaba de menos una opinión cualificada. Por ejemplo la del doctor Rosado, un científico pionero en la utilización del tabaco con fines terapéutico: recuerden que curaba la calvicie apagando colillas en la cabeza del paciente.

¿El futuro del periodismo? Inspire y redescubra el placer de Inspire.

Con esto de Wikileaks, a los grandes periodistas les está pasando como con el rock and roll: o eres del “Louie Louie” o eres de los otros. Es decir, o estas eufórico porque tienes la filtración o te llevan los demonios por ser un simple espectador. En Miguel Yuste descorchan champagne mientras que el pobre Pedro J está cabreado como una mona: con semejante fajo de papeles, una mina mayor que Conchita, el director de El Mundo habría vivido como un rey hasta la jubilación. En estas circunstancias, los grandes periódicos están unidos por una única cosa, que no hay que buscarla en los folios de Assange sino en la página 51 de El País: “Los diarios españoles sufren la peor crisis de su historia”. Las pérdidas suman 34 millones de euros en 2009, la publicidad cae un 22,5%,  la venta de ejemplares el 5,6%,  la edad media de los lectores sube hasta los 44,4 años…


La crisis de la prensa española es muy preocupante. Y lo es para todos, los del “Louie Louie” y los otros. Los consumidores de información llevamos tiempo aburridos, desmotivados. Necesitamos estímulos. Las neuronas, como las articulaciones, tienden a la pereza. Se anquilosan, pierden movilidad, se tumban a la bartola y algunas hasta piden la baja por depresión. La artrosis moral es un mal endémico en nuestra sociedad, seguramente porque el estado del bienestar nos arrastra al conformismo. El mal es tan grave que hemos perdido la capacidad crítica, y llegamos a pensar que la justicia española funciona de maravilla, que Estados Unidos respeta al resto de países o que el Gobierno de Zapatero es de izquierdas.

Afortunadamente, ahí están las filtraciones de Wikileaks para ponernos las pilas. Sin ser el Watergate, han sido recibidas como un chute de cafeína. Bueno, más bien como un goteo de cafeína, si tenemos en cuenta la forma de distribuir la información. En cualquier caso, las neuronas del consumidor de noticias se han puesto de nuevo en marcha y, gracias a ese trapicheo de papeles, recuperamos el caso Couso, un crimen de guerra que teníamos almacenado en el cajón de las noticas caducadas.

Esa es la parte buena. La parte mala es que no estoy seguro de que estas filtraciones salven al periodismo de la crisis que le atenaza. Ya saben, la ausencia de autocrítica, la falta de criterio, la nefasta gestión económica de las empresas… Sin ir más lejos, hoy El País le dedica la portada y 17 páginas a Wikileaks, y ni una sola línea a la crisis con Marruecos o a la tragedia de Haití. ¿Qué fue de los saharauis y de los haitianos enfermos de cólera?

Termino… ¿Saben cuál era la noticia más importante del día? Que el SIDA se ha convertido definitivamente en una enfermedad de los países pobres. Los enfermos europeos y estadounidenses pueden llevar una vida normal sólo con tomar unas pastillas al día. Mientras, diez millones de enfermos de países pobres no reciben tratamiento: sólo un 35 % de los infectados de países en desarrollo tiene acceso a antirretrovirales. Los enfermos africanos, esos que en el mejor de los casos reciben fármacos de generaciones pasadas, son los que peor lo tienen: la crisis obliga a recortar la ayuda para luchar contra el virus en esa zona del planeta. “La disminución en inversiones internacionales afectará sobre todo a los países de bajos ingresos, y casi un 90% de ellos dependen de financiación internacional para sus programas del sida”, asegura el informe de UNAIDS.

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P.D.

Seguimos hablando de sectores en crisis. Dicen que cada vez se venden menos libros… ¡Mentira! La culpa es de los escritores, que no cuentan historias interesantes. Miren como cuando un tío tiene talento, como Mario Conde, se hincha a vender libros: el que fuera presidente del Banesto con menos de 40 años ha vendido en una semana 100.000 ejemplares de “Los días de gloria”, al que ya se puede considerar libro de no ficción del año. “He meditado mucho acerca de la publicación de este libro. Incluso pueden acusar de deslealtad a quien, transcurridos veinte años, relata parte de lo sucedido. Pero yo tengo un derecho y, más aún, un deber moral de contribuir a la verdad…”, escribe Conde. ¿Deber moral de contribuir a la verdad? Muchos nos conformaríamos con que devolviese la pasta…

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Un motivo para NO ver la televisión

“La primera víctima de una guerra es la verdad”. Hiram Johnson, senador californiano.

Excelentes noticias: ya podemos recibir información desde El Aaiún. Marruecos eligió los medios de comunicación españoles que serán sus representantes informativos en el conflicto y, tras un par de amagos, les ha permitido entrar en la zona de conflicto. Los afortunados ganadores del concurso “Libertad de expresión e información en Marruecos” han sido…tachán tachán… ¡El País y El Mundo! Estos dos periódicos han aceptado la invitación, es decir, las reglas de juego impuestas por Mohámed VI y Rubalcaba, y guiados por el Gobierno marroquí nos contarán la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad sobre la situación en los territorios saharauis. El resto de medios de comunicación españoles, unos auténticos pringados, se han quedado en casa. Imagino que Marruecos tratará divinamente a los reporteros afortunados: mariconeras para los billetes y la documentación, hoteles con encanto, litros de té a la menta y jugosos descuentos en las tiendas de alfombras. Si por la noche llegan a la habitación cansados, el guía, que es sobrino del ministro del Interior marroquí, se ha prestado a escribir sus crónicas mientras ellos degustan un tajin de cordero. ¡Joder, mejor que con Marsans!

Lo cierto es que confío plenamente en los periodistas españoles elegidos por Marruecos. Es posible que los guías impuesto por Mohámed VI ofrezcan al enviado de El Mundo buscar restos de titadine en el culo de los camellos, y al de El País la posibilidad de apañar un prestigioso premio Ondas de la edición 2011, pero es seguro que ninguno de los dos aceptará. El problema no son los periodistas, profesionales sobradamente contrastados, sino las formas: negociar con Marruecos para disimular la censura, asumir el deterioro de la libertad de expresión, aceptar las condiciones de un país oprimido por una dictadura feroz, e incluso resultar insolidarios con el resto de medios.

Es bien sabido que la mejor forma de contribuir a la estabilidad de una dictadura es apoyar su propaganda. Hacer el juego a Marruecos, aceptar sus reglas sobre desinformación, contribuir a estas pantomimas periodísticas, me temo que no resulte de gran ayuda para aliviar las miserias saharauis.

¿Y el periodismo? Perdone pero ahora mismo no sé de qué me está usted hablando…Sí, coño, hablo de informar con libertad, de no aceptar chantajes del poder, de ser la voz de los pobres y desamparados. Ya recuerdo, ya…

En “El programa de Ana Rosa” (Telecinco) la presentadora, una escritora que confió su talento a un negro, pregunta a Alfonso Rojo, periodista de imaginación desbordante que, curiosamente, es familia del negro en cuestión…

– Alfonso ¿Tu hubieras estado en El Aaiún? Te quedaste en Bagdad como único corresponsal extranjero…

– Me hubiese gustado, por supuesto…

Alfonso Rojo ya no está en El Mundo, y su nueva versión de tertuliano-basura no le ha hecho acreedor de la imprescindible invitación del Gobierno marroquí. Pero bueno… ¿Desde cuándo los periodistas de guerra, los buenos, tienen que escribir sus crónicas desde el lugar del conflicto? ¿Acaso no se pueden escribir maravillosos textos sobre batallas y miserias alejados de balas y penurias, desde la butaca de casa o la silla de la redacción? ¿Asistió acaso don Benito Pérez Galdós a la batalla de Trafalgar? ¿Estuvo quizá presente Tolstói en las guerras napoleónicas, en esa batalla de Borodinó que tan magistralmente narra en “Guerra y paz”?

El conflicto del Sáhara occidental, censurado a la prensa española excepto para dos medios, nos ofrece una oportunidad de oro para volver a la tribu, para recuperar el periodismo de botella de JB y barra de puticlub. ¿Periodismo ciudadano? Y una mierda. Demos una lección a los que no creen en las leyendas de la información. Demostremos que cualquiera con un bolígrafo, o un iPad, y algo de imaginación puede escribir un reportaje. Recuperemos las buenas costumbres, aquellas que nos proporcionaron deportivos descapotables y casas en La Finca… El bloqueo de Marruecos a los periodistas nos lo pone a huevo, queridos compañeros: volvamos al periodismo ficción. ¡Es tan cómodo, tan creativo, tan rentable! ¡Y es tan difícil que te pillen!

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P.D.

La fotografía de la jornada, cargada de emotividad y cinismo…

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Un motivo para NO ver la televisión

La marrana negra de la literatura rosa.

Autor: Carlos Velázquez.

Editorial: Sextopiso.

Cuesta trabajo adentrarse en la marginalidad vital y estética del submundo narrativo de Carlos Velázquez, un tipo con aspecto de representante de funeraria de provincias que escribe a ráfagas, con palabrejas recortadas e ideas de bombero. Así comienza “La marrana negra de la literatura rosa”, el cuento que cierra este libro y le da título: “Yo tuve una cochinita fri stayl. Una cerdita matona. Ni dálmata, ni atonal. No da leche congelada. Una cionita negra negra. De raza. Mi marranita tenía filin. Estaba hecha con 6/4 de gruvi, 3/8 de suing, chil out, bit, daun tempo, mucha cumbia y soul: en total, 80 kilos de sabrosura y glamur. No le faltaban vitaminas. No le faltaba guapeo. No le faltaba pediquiur: Si acaso un amor. Si acaso su machín. Por eso el anuncio en el peiper:

SE BUSCA CHANCHO FINO PARA COMPLACER A COCHINITA SEXY

Mi puerquita se llamaba Leonor. Oh, Leonora, Leonora”.

No es fácil sumergirse en el abstracto universo de Velázquez, como no es sencillo buscar el estribillo en una canción de Tom Waits o retozar en un plato de chiles poblanos en nogada… Pero una vez dentro el placer es grandioso. Estamos ante un genio, por original y descarado, por demoledor y tronchante, por deslenguado y cabrón… Así es el pinche Velázquez, todo un talento de la nueva literatura mexicana.

Como ya sabrán, Pepe Domingo Castaño, Paco González y buena parte del equipo de “Carrusel Deportivo” han abandonado una radio, la SER, para fichar por otra, la Cope. Manolo Lama seguirá sus pasos en breve, cuando finalice la millonaria cláusula de rescisión que le obliga a permanecer unos meses más en la emisora de Prisa. Con estos movimientos de fichas la información futbolística veraniega ha quedado patas arriba: los fichajes periodísticos han eclipsado a los de jugadores y entrenadores. ¿A quién le importan Villa o Mourinho si puede seguir escuchando “¡Pepe, un purito!” gratis y con solo mover unos milímetros el dial? En la Cope están que se salen, “hemos formado un equipo ganador”. En Prisa tienen una pataleta de mucho cuidado: demandaran a la Cope por “competencia desleal”.

Desde El Descodificador sólo puedo decir a Prisa que lamento su pérdida. No la del equipo de “Carrusel”, un grupo de periodistas gritones, en ocasiones machistas y soberbios, que tiene todo el derecho del mundo a elegir el lugar donde descargar su humor tabernario. Lo que lamento es la pérdida de modales, perspectiva y credibilidad que el fútbol (y sus secuelas radiofónicas y televisivas) están provocando en El País, mi periódico de toda la vida.

Busquen en la hemeroteca los últimos días… El pasado martes día 17 El País nos contó, a cuatro columnas y con todo lujo de detalles, cómo suscribirnos a Canal + Dos por apenas 15 euros al mes. El miércoles día 18 dedicaron el mismo espacio de la página de comunicación (todo) a la rabieta de la Ser con la Cope por haberles desmantelado la plantilla de deportes. El jueves día 19 continuaron con la misma campaña, defendiendo a cuatro columnas a la emisora de PRISA: “La SER sale reforzada de la agresión sin precedentes de la COPE”, titularon. El viernes 20 dieron la gran noticia, también a cuatro columnas, del fichaje de Michael Robinson por “Carrusel” (Cadena SER). Y el sábado 21 entrevistaron a toda página a José Ramón de la Morena, presentador de “El Larguero” (Cadena SER). ¿Otra vez José Ramón de la Morena? Sí, ¡la segunda entrevista en veinte días!: el domingo 1 de agosto ya le habían entrevistado, en la misma página y con la misma extensión (ocupando todo el espacio).

“Esta profesión tiene un lado oscuro”, decía de De la Morena en esa última entrevista. Y tanto. Ayer en la página de comunicación de El País se podía leer, también a cuatro columnas: “La Liga se juega en Digital +”. Hablaban del comienzo de la competición, y de cómo podemos verla en C+, en Canal + Liga, en Canal + HD… No decían en ningún momento que esa misma Liga se juega también en otras cadenas, algunas de pago y otras no, con lo que la información resultaba incompleta, tendenciosa y hasta patética. Sentí que había tirando a la basura el euro y veinte céntimos que me costó el periódico: estaba pagando promoción a precio de información.

Escribo con un lápiz, en un papel, a la luz de una vela. Sin electricidad, sin televisión, sin internet. Son las consecuencias de vivir en una casa aislada, alimentada únicamente por energía solar (y con un generador roto). Patética imagen de todo un flamante premio Blasillo al ingenio en internet, ¿verdad? Pues así están las cosas. En la penumbra, sintiendo las sombras correr al otro lado de la ventana, es más fácil comprender a los protagonistas de “The road”. Las tinieblas, el apocalipsis. En estas condiciones resulta cuando menos desconcertante leer noticias sobre deslumbrante gastronomía: Arzak experimenta con platos multisensoriales que, atentos, se iluminan al contacto con los alimentos. “Es sorprendente y sugerente. Lo hacemos para compartir emociones con el comensal” afirma un Arzak que asegura no utilizar en su cocina materia prima procedente de Chernobil.

Pero para iluminados, el clero. Se acumulan las informaciones sobre abusos sexuales cometidos por religiosos. La última se convierte en una de las grandes noticias del pasado sábado: abusos continuados a niños en el coro de Baviera, dirigido por Georg Ratzinger, hermano del Papa. El País le dedica un espacio en la portada y toda una página en el interior. Sin embargo ABC, un diario que informa sobre la religión católica con especial atención y gran amplitud, no encuentra hueco para esta noticia. Sólo habla de cómo “el viaje a España del Papa llena de alegría a la Iglesia”, y de la celebración de la Marcha por la vida (para exigir al Gobierno que  derogue la ley del aborto). Juan Manuel de Prada, uno de sus columnistas jóvenes más envejecidos, explica en su espacio que “para ser humanista hace falta reconocerse en lo humano; y tal reconocimiento sólo se logra cuando la noción de familia humana  no se ha borrado de nuestra conciencia, cuando somos capaces de abrazar la vida que llega”. ¿Se refiere De Prada al abrazo sodomita con que reciben al nuevo monaguillo, tal vez? No, escribe del aborto, “esa pena de muerte”.

Viven en tinieblas, cegados por la oscuridad. No necesitan luz, puesto que no quieren ver. Yo sin embargo me ahogo, necesito aire fresco para ventilar el olor a sacristía y semen rancio que impregna este post. Abro la ventana, escucho un cárabo y veo brillar una bombilla lejana. El pueblo. Me marcho a intentar enviar este texto y, de paso, ver jugar al Atlético de Madrid con el Zaragoza.

Escucho a Alfonso Rojo en Intereconomía, una de esas televisiones marginales de carácter radical que nos ha regalado la TDT: “después de esto, hay que bombardear y dejar como una era Somalia”. Cuando el periodista de belicosos instintos utiliza el pronombre demostrativo, imagino que lo hace para referirse al secuestro de pescadores españoles por piratas africanos. Todavía aturdido por el comentario, abro El País de manera rutinaria. Es decir, por la página de comunicación. Y me encuentro con la despedida de Enric González: “La dirección de este periódico considera que conviene aprovechar al máximo el espacio de papel, cada vez más escaso, y que estas líneas serán de mayor provecho si se dedican a la televisión en lugar de a peroratas más o menos excéntricas”.

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Alfonso Rojo y Enric González son periodistas. Lo son en la misma medida en que Marco Materrazzi y Leo Messi son futbolistas. O Bisbal y Van Morrison cantantes. O Ana Rosa Quintana y Philip Roth  escritores. Formulismos, etiquetas, formalidades, llámenlo ustedes como quieran. El caso es que los dos, Rojo y González, ofrecen su opinión en medios de comunicación. Bueno, ya no. Porque Enric deja su columna diaria sobre televisión (y aledaños) para marcharse a Jerusalén como corresponsal. Un cambio de ubicación que parece debilitar a El País: es su columnista de moda, la estrella. Y puede hacer pensar a los lectores en un escarmiento por el famoso texto jamás publicado en el que Enric comentaba en tono irónico las aficiones de los propietarios del periódico: “No quiero ponerme en lo peor, pero cualquier día, en cualquier empresa, van a rebajar el sueldo a los obreros para financiar la ludopatía bursátil de los dueños”.

Poca cosa parece para castigar a tu columnista estrella, ¿verdad? No se fíen: todo está muy  revuelto en el mundo del periodismo. Dice Enric, con el sentido común que le caracteriza, que “no hay que preocuparse si desaparece del periódico alguna opinión, porque cada uno tiene ya la suya”. Y tiene razón, al menos en parte. En momentos de confusión como los que vivimos, lo que abundan son las opiniones sumisas, interesadas, extremistas, irracionales. Bombardear Somalia. Y lo que se echa de menos, las opiniones independientes, reflexivas, y si no ecuánimes al menos honestas. Cuestión de ética, entendida como guía y faro para construir un periodismo digno y creíble.

No se hagan ilusiones. La tendencia es convertir  Somalia en una era. El británico David Randall escribió, en su imprescindible “El periodista universal” (Siglo XXI), que “para el no iniciado, la mezcla de periodismo y ética constituye la mayor incongruencia concebible. Incluso el empleo de ambos términos en la misma frase plantea el riesgo de que el lector prorrumpa en incontenibles carcajadas”.

 

 

P.D.

Luis Fernández, presidente de RTVE, ha convocado  para el próximo viernes al Consejo de Administración de la Corporación con la intención de presentar su renuncia. Miguel Ángel Sacaluga, candidato del PSOE, ya está en la línea de salida. Analizaremos el tema, pero hasta entonces me remito al primer post de esta última época: Tocata y fuga.

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El dato

Real Madrid 1; Alcorcón 4. Resultado final de la eliminatoria (dieciseisavos de final de la Copa del Rey).

“Hay que distanciarse de los poderes, lo contrario es el abrazo mortal”. Nada más y nada menos que eso dijo Javier Moreno, director de El País, el pasado 26 de noviembre en la Feria del Libro de Guadalajara. Coincidiendo con el centenario del estreno de “Los intereses creados”, esas palabras parecen escupidas por una polichinela del maestro Benavente. Puro teatro.

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Y es que un buen día, El País eliminó de su portada la frase “Diario independiente de la mañana”. La sustituyó por otra, “El periódico global en español”, que resulta menos comprometida y puede adaptarse más cómodamente al momento periodístico que atraviesa la profesión. “Global” es un concepto muy amplio, que puede tanto dar a entender una visión general del planeta como definir una nueva técnica de navegación aerostática. “Independiente” es un término más concreto y comprometido, mucho más difícil de defender cuando se es apéndice de un gran grupo mediático.

Un enorme grupo mediático que, cuando se trata de la “guerra del fútbol” (la pasta), se olvida del guión y pierde los papeles: en los informativos de Cuatro promocionaron la supuesta emisión del partido Bilbao-Real Madrid en Telecinco. Algo inédito: una cadena remitiendo a otra. Algo absurdo: Telecinco no emitió el partido. Un gesto claramente malintencionado y desestabilizador.

El sainete del fútbol televisado ha colocado contra las cuerdas tanto a Sogecable como a Mediapro, las dos empresas directamente afectadas. Pero el diario El País es la gran víctima colateral. Víctima periodística, por supuesto: sus informaciones sobre el tema (y aledaños) son vehementes, sesgadas, incompletas, defectuosas, desfasadas y, sobre todo, interesadas.

La defensa del patrimonio del grupo PRISA, amenazado por el conflicto, está arrastrando al diario El País a una posición patética. Satisfechos con la última concesión de canales, en la que obtuvieron Cuatro, han escamoteado a sus lectores durante meses las supuestas informaciones que, vaya por Dios, ahora consideran noticia. Eran otros tiempos, en los que PRISA no estaba a punto de perder sus derechos sobre el fútbol. Tiempos en que se sumaba con Cuatro a la alegría de La Sexta.

Hoy PRISA no puede evitar utilizar su miembro más recio, el diario El País, para repartir estopa. Pero no a diestro y siniestro, sino cuando y como conviene a sus intereses futboleros (económicos). ¿Cuántas supuestas informaciones más tiene El País en la nevera, esperando un momento de rabia para publicarlas?

Una pena: el mejor periódico de España sucumbiendo a los intereses creados. El “abrazo mortal” del que hablaba su director.


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