la chorra del príncipe

Posted by: Javier Pérez de Albéniz on: martes, 1 febrero, 2011

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Han preguntado a don Felipe, príncipe de Asturias, si está listo para gobernar España. A don Felipe se le han puesto los ojos como a Quique San Francisco y ha dicho que sí, que por supuesto, que por él empieza mañana mismo. A mi sin embargo nadie me ha preguntado si estoy listo para que me gobierne don Felipe. Si me lo hubiesen preguntado, que sistemas hay, yo hubiese dicho que no, que cada vez estoy menos preparado para que me gobierne nadie, y menos un individuo de 43 años que no ha cogido el metro en su vida. Yo no le tengo manía al príncipe, que conste: está casado con una colega, una periodista ex republicana. Le tengo incluso lástima. Pero muchos antisistema aprovechan la mínima para darle caña: dicen que los miembros de la monarquía lo único que hacen es tocarse la chorra.

El príncipe Felipe tiene una agenda como la de Nacho Vidal: aproximadamente 320 actos al año. Con esta cifra, filtrada por Zarzuela, quieren transmitir la idea de que el futuro rey no se pasa el día rascándose los cojones: hay que estar muy bien dotado para mantener un ritmo de actos tan frenético. Los estudiosos de la monarquía española piensan que es un don, un atributo de los Borbón. Estar bien dotado, digo. La genética le acompaña, como ha acompañado a su padre, en tan largo viaje. Felipe tiene mucha chorra, dicen, y no sé si se refieren a heredar la corona de España como quien hereda una vajilla de porcelana de su abuela.

Preguntarle a un príncipe que lleva 25 años esperando si quiere hincarle el diente al trono, es como preguntarme a mi si quiero zamparme un chuletón de buey gallego con una botella de Vega Sicilia. ¡Pues claro que quiero, no te jode! Por eso creo que Felipe es un tipo con chorra, con una enorme chorra, con una descomunal chorra. A él le preguntan si quiere ser rey. A mí nadie me pregunta nada.