Coñivencias

Posted by: Javier Pérez de Albéniz on: lunes, 19 noviembre, 2007

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Ayer un amigo me dijo que había estado en un local de alterne. Lo que es un puti club. Mi amigo es soltero, tiene 57 años, un físico decadente y algunas necesidades que ni los servicios sociales ni los religiosos alcanzan a cubrir. Ni siquiera Sanitas. Mi amigo conoció a una señorita en ese local y, después de yacer con ella de diferentes maneras y hasta en tres ocasiones, solicitó “el cese temporal de su convivencia”, puesto que había olvidado la cartera en casa. Ahora mi amigo se recupera de las lesiones en un hospital público, de esos que cada vez quedan menos en la Comunidad de Madrid: no necesitas la cartera para que te atiendan.

Salvo excepciones como ésta, el lenguaje es una fuente inagotable de placer. “En qué estarás tú pensando”, le dijo Gonzalo Miró al reportero de Cuatro que, en directo, confundió un sexo femenino con un coche oficial: “los reyes se meten en el coño… real” dijo sin titubear. La sutileza de los matices, la belleza de las figuras retóricas, esa utilización exquisita de la ironía, es lo que nos diferencia a los humanos de comunidades más retrasadas, como las de primates o locutores de la COPE.

Por eso resulta tan gratificante observar cómo en las más elevadas instituciones aún se ama el lenguaje, y se mantienen las diferencias entre un vulgar “Jaime, eres un hortera y no te soporto ni un día más: que te aguante tu madre” o un monárquico “Jaime, deberíamos cesar temporalmente nuestra convivencia”.

La pareja es sinónimo de belleza lingüística. Por tanto, cuando una de ellas se rompe tiene lugar una pequeña hecatombe cultural. Fíjense si no en el deterioro intelectual que supone la separación de Cruz y Raya, reyes del verbo sutil y del humor inteligente. Tan lamentable como la de los Duques de Lugo, príncipes del ocio y la vida fácil. La primera supone una tragedia: es posible que ahora cada uno ponga en marcha su propio “Especial Fin de Año”. La segunda, una gran oportunidad: puesto que Marichalar ha cesado temporalmente su convivencia con nuestra infanta… tal vez los españoles podamos cesar, al menos temporalmente, de financiar su convivencia con los fulares, los coches oficiales, la vida disoluta y otras zarandajas…

Con el dinero ahorrado con lo de Marichalar recomiendo que cada ciudadano se compre los discos de Karen Dalton, que afortunadamente se acaban de reeditar. ¿La mejor cantante blanca de blues y folk? Posiblemente. Tocaba la guitarra de 12 cuerdas, el banjo y cantaba como si fuera hija de Billie Holiday y Son House. Vivió en el Village neoyorquino, murió en 1993 y dejó grabados dos discos grandiosos: “In My Own Time” y “It´s So Hard To Tell Who´s Going To Love You The Best”.

Etiquetas: cruz y raya, duques de lugo